Hoy en día, Internet es una herramienta fundamental en nuestra rutina. El trabajo y la vida social giran en torno a un ordenador y un smartphone, y de la misma manera que las aplicaciones informáticas resultan muy útiles, Internet también tiene sus peligros.
Un ciberdelito es todo aquel acto ilícito con el que se producen daños o perjuicios en contra de personas, empresas o instituciones haciendo uso de la informática.
Lo que se debe tener claro, es que si se es víctima de un delito informático es importante presentar una denuncia. En los casos más graves se llega a un proceso judicial, en el que es indispensable contar con los servicios de un experto en este tipo de delitos para que realice un peritaje informático, que servirá de soporte a los abogados para llevar a cabo la mejor estrategia de defensa.
En la mayoría de casos que acaban en los tribunales, el juez exige que se presente un informe realizado por un perito informático. Tanto a nivel personal como en el caso de una empresa, este peritaje puede ser decisivo para el éxito del proceso.
La función de este experto es analizar la información y todas las evidencias digitales que se encuentren en los distintos dispositivos electrónicos, corroborar la veracidad y, asimismo, extraer la información necesaria de estos equipos informáticos, de tal manera que se puede analizar un disco duro, un pendrive, un servidor, el ordenador de un empleado o incluso un software empresarial.
¿Cuáles son los delitos informáticos más comunes?
Actualmente, los ciberdelitos son el segundo delito más común por detrás de los hurtos. Con este dato se puede concluir que uno puede verse fácilmente envuelto en algún tipo de delito informático como la suplantación de identidad, acoso, estafas y fraudes económicos, espionaje industrial, ataques informáticos o revelación de datos, entre otras situaciones.
Las estafas son cada vez más sofisticadas, ya que la cotidianidad con la que se usa Internet hace que sepamos de muchos delitos que van surgiendo. Desde hace unos años, el phishing, término que se emplea para referirse a un robo de identidad, es lamentablemente uno de los fraudes informáticos más comunes.
El objetivo de los ciberdelincuentes es obtener datos privados y claves para acceder a cuentas bancarias o tarjetas de crédito y poder operar libremente, vaciando las cuentas o realizando compras en Internet con las tarjetas.
La forma más habitual que utilizan para conseguir estos datos es mediante una comunicación electrónica. Para engañar a la víctima, el estafador finge ser una entidad de confianza, que puede ser un organismo gubernamental pero generalmente se trata de un banco. EL criminal realiza una copia exacta de la web de la entidad para que la víctima crea que accede a su cuenta real y todo aquello que se rellene en los formularios y se envíe, llega al delincuente.
¿Cómo podemos protegernos de los ciberdelitos?
Dejar de utilizar Internet es una utopía, por eso los expertos siempre advierten de que los ciberdelincuentes están a la espera de que se produzca algún descuido humano o técnico para poder actuar. Por tanto, hay que tener presente que la seguridad cibernética empieza en nosotros.
Cada día se perfeccionan más los métodos, pero lo cierto es que hay que evitar dar información confidencial o abrir archivos adjuntos en correos electrónicos de direcciones desconocidas o de las que no se está completamente seguro. Ante la duda es mejor no realizar ningún tipo de acción cuando piden dinero, datos personales, pinchar sobre un enlace o link, etcétera.
En cuanto a nuestros dispositivos, es vital mantener el software actualizado y también el sistema antivirus. Es la mejor opción para que cualquier amenaza no pueda aprovecharse de la vulnerabilidad del sistema.
Del mismo modo, son muy recomendables los firewall o bloqueadores de contenidos para controlar que los elementos peligrosos accedan a tu ordenador.