La Champions League es la copa que define al mejor de los mejores clubes del continente europeo. Aunque el profesionalismo del conjunto arbitral impone orden y respeto en la máxima competencia, este no es exento de cometer errores humanos. Tal vez demasiado humanos.
El largo brazo de la injusticia
En 1975 París fue la sede de la encarnizada final entre el Bayern Munich y el Leeds United disputándose la anteriormente conocida Copa de Europa. El encuentro estuvo caracterizado por la violencia de los jugadores de ambos bandos y la indolencia del árbitro francés Michel Kitabdjian.
Las polémicas decisiones de Kitabdjian de no validar un gol por considerarlo fuera de juego después de haberlo declarado legal, se suma a dos penales que nunca se le concedieron al conjunto inglés concediéndole la victoria al club alemán.
El equipo ardió de impotencia al ver como injustamente perdieron su copa pero sus fanáticos, descargaron su ira causando disturbios en las gradas del Estadio Parque de los Príncipes. La gravedad de la situación termino obligando a la Federación a darle una suspensión por dos años de la competición a un derrotado Leeds.
42 años pasaron para que fuera el turno del Bayern Munich de vivir la misma suerte de su contrincante. Durante la final de la edición de la Champions 2017. El equipo germano llevaba la delantera 2-0 sobre el Real Madrid, situación que fue reversada por Cristiano Ronaldo en un impresionante empate fuera de juego. La incapacidad del colegiado Kassai y su equipo para detectar los tantos ilegales y haber expulsado injustamente a Arturo Vidal, permitió al Real Madrid coronarse campeón. Para Kassaiel el desenlace le valió el honor de ser objeto de incontables memes y su biografía en la Wikipedia modificada.
La ley entra por casa
Pero los fallos de los árbitros no son solo castigados por los internautas sino también penalizados por los cuerpos reguladores.
No por nada la Champions 2017 fue la más polémica. En esta ocasión se dio en la vuelta de los octavos de final entre Paris-Saint-Germain y el Barcelona. Pese a ganar 3-1 el Barça necesitaba 3 puntos más para avanzar a la siguiente fase. Restando 2 minutos para acabar la contienda hubiera sido una misión imposible de no ser por la polémica intervención de Deniz Aytekin.
El colegiado pitó dos penales controversiales a favor del Barcelona que sumados a un gol de Sergi Roberto en el 95′ marcó el 6-1 definitivo. El ultraje del PSG a raíz de esos y otros errores en el partido les obligó a efectuar un reclamo en las oficinas de la organización. Por semanas el fallo encendió los titulares de noticias y plataformas de apuestas en las competiciones UEFA. Aunque no hubo falta al reglamento por parte del verano árbitro, el veredicto le dejaba aún en ejercicio pero fuera de la prestigiosa competición.
La labor del árbitro será siempre un rol difícil de honrar. Uno donde en la búsqueda de la imparcialidad se pierden en decisiones que han puesto las manos a la cabeza a más de uno. Conscientes de que no se trata de complacer a todos salvo al reglamento. En el fútbol siempre serán aclamados al impartir divina justicia y señalados por los errores de su condición mortal.
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