Teletrabajar se ha convertido en una realidad que ha obligado a replantearse muchos aspectos de la vida, no solo a nivel práctico, sino también familiar y emocional.
El teletrabajo aumentó más de un 200% en nuestro país durante el 2020. Estos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) también dejan constancia de que las mujeres son las que más trabajan desde casa, un 18,7% de las ocupadas, frente al 14,1% de los hombres.
Por otro lado, aunque la vacunación y la menor incidencia de contagios de COVID-19, han hecho que muchas empresas vuelvan al trabajo presencial, todavía hay muchas personas que mantienen esta modalidad de trabajo que ha venido para quedarse. De ahí que sea tan importante crear una zona para el teletrabajo, y en consecuencia cada vez más personas decidan cambiar de casa para adaptarse a sus nuevas necesidades de espacio.
En este sentido la búsqueda de inmobiliaria en Barcelona se centra sobre todo en pisos que permitan convertir espacios en zonas de trabajo. Al mismo tiempo la demanda de pisos con terraza también ha aumentado debido a los meses de confinamiento. Disponer de un lugar de residencia amplio, bien ventilado e iluminado y confortable ha adquirido mucha importancia.
Teletrabajar como nuevo enfoque social y personal
El teletrabajo ha permitido a muchas personas ahorrar tiempo y dinero. Se ha ahorrado el tiempo de desplazamiento, que en muchos casos era superior a dos horas diarias, pero también se ha ahorrado el precio del transporte, la gasolina, los peajes y en muchos casos tener que comer fuera de casa.
Este ahorro, unido a una mayor disposición del tiempo personal para dedicar a otras tareas ha supuesto un cambio de paradigma cuyas consecuencias se ven reflejadas directamente en el sector inmobiliario. Quienes quieren alquilar piso en Barcelona ya no buscan estar en el centro o ahorrar dinero sacrificando metros cuadrados, ahora las peticiones están más enfocadas en conseguir mayor espacio o en cualquier caso disponer de estancias multifuncionales que les permitan teletrabajar.
Quienes han podido ahorrar como consecuencia del teletrabajo, de las restricciones territoriales y de la situación general provocada por la Pandemia, prefieren invertir dichos ahorros en mejorar las condiciones del lugar donde habitan. Así, si antes comprar piso en Barcelona era algo que muy pocos se planteaban, ahora una gran parte de la población lo ve como una opción viable.
Por otro lado, se ha recuperado el valor que tiene el tiempo personal, esas dos horas de desplazamiento, o esa hora para comer, se pueden dedicar ahora a otras tareas del hogar, a la familia, o a cualquier otra cosa de utilidad. Disponer de este tiempo extra es más valioso incluso que disponer de más dinero a fin de mes, pues aumenta la calidad de vida y sobre todo el bienestar personal.
De esta forma, la sociedad está transformándose hacia una nueva forma de hacer las cosas más eficiente y satisfactoria para una gran parte de la población. Quienes han podido teletrabajar, puesto que no todas las profesiones lo permiten, han descubierto que este nuevo sistema conlleva muchas ventajas. Y si bien unos pocos preferirían volver a la oficina, la gran mayoría opta por limitar el trabajo presencial lo más posible, a uno o dos días por semana.
De esta forma, rincones de la casa que antes no se utilizaban se convierten ahora en espacios de teletrabajo improvisados: escritorios bajo las ventanas, rincones de lectura transformados en pequeñas oficinas, huecos de escalera, y ¿por qué no?, terrazas convertidas en lugares perfectos para trabajar al aire libre. La necesidad de crear un espacio para el teletrabajo está trayendo consigo muchos cambios positivos a nivel global.