«La historia del cine es el resultado de hacer pasar la luz a través de nuestros pensamientos».
El día 28 de diciembre del año 1895, en París, se inicia la historia del cine abierta al público y a partir de este momento ha evolucionado de forma exponencial hasta nuestros días.
Desde el cine mudo de los hermanos Auguste Marie Louis Nicolas Lumière y Louis Jean Lumière, dos franceses inventores del cinematógrafo, hasta nuestro cine digital del siglo XXI, ha pasado mucha agua debajo del puente.
Desde la tecnología hasta el lenguaje y las convenciones que dieron lugar a los más diversos géneros cinematográficos, poco queda el cine con el que soñaron los Lumière. De hecho, el concepto de cine-calidad ha ido evolucionando junto con nuestra sociedad.
Desde el cine mudo al cine sonoro
La técnica de capturar y de reproducir el movimiento por medio de la luz es muy anterior a los Lumière. Lo cierto es que se remonta a mediados del siglo XIX y podemos mencionar como sus antecedentes a la cámara oscura, la linterna mágica, el fusil fotográfico o el taumatropo. El mismo Thomas Alva Edison estuvo muy cerca de convertirse en el inventor del cine cuando patentó su kinetoscopio.
El día 13 de febrero del año 1895, los hermanos Lumière, inspirados por los descubrimientos de la época, crearon y patentaron el cinematógrafo. Y el 19 de marzo de ese mismo año rodaron su primera sesión de imágenes documentales cuyo nombre fue “La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir”. Dichas imágenes fueron presentadas en París tres días después del rodaje y el lugar elegido para la presentación fue la Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional.
No podemos dejar de mencionar entre aquella serie de imágenes, a la que se mostraba un tren que parecía abalanzarse sobre los espectadores. Estos reaccionaron con terror al creer que el tren realmente los atropellaría. Más tarde presentarían el primer film con argumento de la historia cuyo nombre fue “El regador regado”.
El cine mudo: un número de feria
Costó mucho tiempo y esfuerzo que el cine fuera apreciado por el público ya que durante un tiempo se lo comparaba con un número de feria. No fue hasta que el ilusionista Georges Méliès incluyó el cinematógrafo como un objeto de su espectáculo mostrando efectos especiales rudimentarios, pero muy logrados para la época.
A partir de los inicios del siglo XX comienzan a aparecer pequeños estudios cinematográficos en Europa y en Estados Unidos. Los films eran cortos, de producción barata y hablaban de temas simples. Además, durante 30 años el cine continuó siendo mudo, aunque ofrecía acompañamiento con un piano y un relator, por lo que el público se contentaba y no exigía que los personajes hablaran.
Sin embargo, fue en esta época que aparecieron casi todos los géneros que conocemos hasta nuestros días, a excepción de la comedia musical que tuvo que esperar hasta el desarrollo del cine con sonido.
Y por supuesto, no podían faltar los primeros juicios iniciados por derechos de autor que hicieron los escritores de novelas y de obras de teatro. Esto terminaría en la creación de franquicias cinematográficas basadas en diferentes personajes y sagas.
El cine sonoro: pérdida de imagen en favor del sonido
Cuando el cine fue capaz de incorporar el sonido sincronizado con la imagen lo hizo de la mano de Démeny, un físico francés que en el año 1893 inventó la fotografía parlante. Fue Charles Pathé quien finalmente mezcló el cinematógrafo con el fonógrafo. Y León Gaumont quien creó un sistema de sonorización que fue presentado en el año 1900, en la Exposición Universal de París.
El cine sonoro añadió importantes cambios en la técnica. Al darse una mayor importancia al diálogo, la cámara perdió la movilidad ganada y volvió a mantenerse en la posición fija como el cine inicial. Asimismo, la imagen perdió su estética anterior.
Curiosamente, al aparecer el sonido grandes estrellas del cine de Hollywood perdieron popularidad por su voz desagradable y su mala dicción. Debido a esto surgen nuevas estrellas en películas como el popular musical del año 1952: «Cantando bajo la lluvia«». Otra curiosidad nos las aportan Vsévolod Pudovkin, Grigori Aleksandrov y Sergei Eisenstein, quienes en el año 1928 se manifestaron por escrito en contra del cine sonoro.
No podemos dejar de mencionar al gran Charles Chaplin que fue el único que continuó haciendo filmes sin sonido. Fue recién en el año 1940 que filmó «El gran dictador» que ya lo incorporaba.
Es en esta época también, que aparece el concepto de banda sonora y el silencio toma protagonismo como un nuevo elemento dramático hasta ahora desconocido por el cine mudo.
El cine en color
Fue en el año 1901 que se crea la primera película en color de la historia, de la mano del fotógrafo Edward Turner y de Frederick Marshall Lee.
Se hizo de forma tal que primero se rodaron las escenas en blanco y negro, y posteriormente se añadieron los filtros azules, verdes y rojos.
En el año 1916 llega un procedimiento tricromático denominado technicolor. Esta técnica requería de una triple impresión de fotos, de filtros azules, rojos y verdes y de una cámara de dimensiones enormes.
El cine en nuestros días
Según algunos críticos, el cine entró en la década del 80 en el postmodernismo. Sus films más representativos fueron Blade Runner, en 1982 o Pulp Fiction, en 1994.
No obstante, fue el desarrollo de las tecnologías informáticas lo que cambió nuestro cine radicalmente. Los efectos especiales antiguos dieron paso a los que creados por ordenador.
Y finalmente, Internet y las redes P2P fueron quienes impusieron un desafío gigantesco a los grandes estudios, ya que los usuarios comenzaron a abandonar su afición por asistir a una sala de cine, para cambiarla por descargar y compartir películas gratuitamente a través de la Red debido a su coste ínfimo y a la gran facilidad con la que puede realizarse.
Este desafío aún continúa y la lucha por la propiedad intelectual se ha transformado en una enorme guerra entre las gigantescas pérdidas que esgrimen los grandes estudios frente al principio de democracia en Internet que argumentan los usuarios.
Esto está dando como resultado que realizadores independientes opten por el cine digital y editen sus creaciones por ordenador para luego colocarlas en sitios como Youtube o Vimeo donde pueden monetizarse de forma particular.
Aún es muy pronto para saber en qué terminará esta guerra y cómo será el cine con el que finalmente nos encontraremos en nuestro siglo XXI.
¿Qué opinas tú? ¿Quién tiene la razón, los grandes estudios o los usuarios? Te invitamos a dejarnos tu opinión en los comentarios.